viernes, 7 de marzo de 2008

La otra misionera

Desde chico la veía en todas partes, las hay en los montes, en los terrenos valdíos, en los alambrados viejos, en el fondo de la casa de las abuelas, trapadas a los árboles. Es tan misionera que cuado la veo me remite al aire fresco que se siente cuando está abierta a pleno, tan fresca y tan natural. Un milagro, un regalo de la naturaleza. Un premio pocas veces disfrutado.

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