viernes, 7 de marzo de 2008

En todos los lugares hay magia

No se porqué, pero en estos días me vuelven en forma constante recuerdos de mi infancia cuando era niño allá en la sierra misionera. Y muchas veces me pregunto si fui feliz y no logro recordar cosas que me llenen de emoción. Si son cuestiones más vanales como que no tenía preocupaciones mayores y sobre todo, el matecocido con leche y galletas de la panadería de Benítez untadas con manteca Sancor. Lo que si me acuerdo es que en el fondo de casa y en cada lado del tejido había lineas de margaritas que allá por enero florecían y florecían sin pausa.
Una vez fui al cumpleaños de Alejandra, una guainita que vivía en el frente de casa hija de la Negra y Gustavo el mecánico. Al día siguiente era el cumpleaños de mi mamá. En un descuido de todos, me escurrí de la fiesta y corrí hasta el fondo de casas y coseché un gran ramo que escondí abajo de mi cama. Al día siguiente, me levante y vi por la ventana del comedor a mis viejos tomando mate en la vereda abajo del perfumado árbol de gomero. Corrí hasta mi pieza y saque las flores y se las entregue a mi mamá por su cumpleaños. Las margaritas estaban radiantes como si recién las había cortado...

No hay comentarios: