¿Amarillos?... Solo los Simpson
Amarillos y con fiebre, así se supone que estamos, pero no, estamos bien vivitos y coleando sin nada más que un pinchazo en el brazo que en forma gratuita se puede pedir en cualquier lado, hasta vienen a tu casa si llamas a los agentes sanitarios por teléfono.
Hay un bloqueo con el cual se creo un cordón sanitario que nos separa del Brasil y Paraguay. Nos alejamos de los primeros porque el desmonte obligó al mosquito a invadir zonas urbanas y e aquí la primera de las cuestiones del avance de la enfermedad. El segundo país, por falta de higiene, si por eso, no por otra cosa. Viven entre la basura, no ponen cuidado a nada, no les importa nada. Ahora desesperados piden vacunas, pero con la vacuna solo vamos a inmunizar al pueblo. La idea es desterrar al mosquito de la zona urbana ya que se cría en las aguas estancadas, en cacharros abandonados, en los charcos que quedan después que la lluvia paró. Otra cosa es la desidia. Después de tantas alertas en Paraguay, la fiebre amarilla pasó a los países vecinos y acabó con la vida de un agricultor de 39 años que vivía cerca de la frontera dentro de Argentina. Hay otros casos similares.
Cuando se informó sobre los primeros casos detectados en Asunción, la comunidad internacional de la salud entregó a Paraguay tres millones de dosis de vacuna antiamarílica. Este país recibió prácticamente el 30% de la existencia mundial del biológico. Sin embargo las dosis se perdieron en el país, y hasta el momento las autoridades reportan que se han vacunado 1,5 millones de personas que corresponde al 83% de la población solo de la capital paraguaya. La Organización Mundial de la Salud espera que se vacune a todos los habitantes que limitan con Argentina y Brasil.
Vamos a ver como evoluciona todo esto.
Antes que nada y lo primordial es: recibir la vacuna y traer repelente. Dos cuestiones fundamentales para visitar Misiones y venir a Las Cataratas del Iguazú.
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