Una vez más la causa del pueblo era entendida desde las profundidades de los surcos de su historia, así quizás se pueda entender cómo y por qué se confía a la Unión Cívica Radical, este cimiento basado en el heroico pasado de una población, que vio caer en sus convicciones a toda una generación, pero a pesar del dolor estaba dispuesta a reconstruirse plenamente, y mas allá de todos sus defectos aun se recita en los susurros del anhelo que solo con democracia se vive, se come, y se educa o es que alguien a 25 años de esa gesta puede osar una duda sobre el hecho?
Un domingo 30 de octubre allá por el 83, se reconquistó la Democracia, como cuando el Almirante Bouchard hizo que la bandera Argentina hondease en el fuerte de California, en tierras norteamericanas, con esa carga de heroísmo el pueblo depositó en un militante del centenario partido de Leandro Alem, la reconquista de este hito, y elige a Raúl Alfonsín como el primer presidente civil después de la más cruenta, y sangrienta traición uniformada, que con las armas del pueblo tratan de exterminar su espíritu de lucha por la libertad, fraternidad e igualdad, consagrando la caída del funesto y retardatario régimen militar.
Se cree aun hoy, que en el tiempo, Argentina entendió el precio real de la democracia, que no se paga en pecunias, su costo es abultado en vidas y en calváricos sufrimientos que no tienen referencia en la historia de la humanidad, por eso un cuarto de siglo después, sigue siendo uno de los países latinoamericanos más apegados al sistema democrático, según los estudios realizados por las Naciones Unidas en la región.
Mas allá de todo lo que resta por hacer, que es todo el resto de las cosas, es necesario asumir un concepto irrefutable por su sólida dimensión, y a pesar de sus profundas grietas, todavía la democracia sigue siendo el sistema más perfecto y perfectible por sus defectos, que en definitiva y al mismo tiempo, son sus cualidades para generar el anticuerpo contra sus debilidades.
Es por ello que aquellos sectores que pretendían profundizar las contradicciones, lo hacían en una búsqueda desesperada, por alcanzar el bronce como víctimas de una ebullición muy fuerte de la antihistoria, que a pesar de ser sus mejores aliados y mentores al mismo tiempo, no pudieron lograr el efecto Fujimori de autogolpe hoy, no entendieron que la Argentina contemporánea no necesita esta modernización retrogada, que esta firme en el diseño de avanzar en la concrecion de esa potencia como icono referencial de respeto hacia los mas débiles pregonando la virtud democrática en el contexto de las naciones.
Es tiempo propicio para que en el campo político se defina en un claro camino hacia la concreción del debate por la Segunda República, donde se alcance con luminosidad, coherencia e iniciativas este nuevo paso, y donde los argentinos asuman la responsabilidad que el pueblo vuelva a ser sujeto de derecho, y donde la lucha conceptual devuelva la claridad comunicativa e interpretativa en quienes componen la sociedad global, ya que de otra manera, la degradación conceptual va a encarrilar en sus propios vicios al sistema, degenerando la esencia y deformando sus virtudes primordiales.
Que la segunda república nazca como una definición sólida, solo depende de la capacidad de cambio real que tenga la sociedad política de fortalecer el parlamento, en un régimen donde este sea realmente el depositario de la voluntad popular, y superar al impulsivo, vetusto, y raquítico sistema devaluado, del reelectico hiper presidencialismo argentino.-
Si bien Alfonsín tuvo el mérito de cumplir la tarea de ordenar el primer juicio político a los militares por haber perpetrado un golpe de Estado, y por haber condenado a miles de argentinos a la desaparición y la muerte, un hito global sin precedentes. El enjuiciamiento a la dictadura de los años 70 no concluyó allí, aunque el presidente radical acorralado por grupos de presión, compuesto por militares, gremialistas, especies con esquizofrenia residual, y la patria financiera, le obligaron y concretaron sus límites, con las leyes de obediencia debida y de punto final, como una decisión que trajo aparejada un debate que hasta el presente no se ha saldado.
La Recuperación Democrática determina en la ilusión del pueblo la lógica de la solidaridad política, las expectativas de desarrollo y la institucionalidad de la republica, para imprimirle una fuerte vitalidad a esta. Es necesario para concretar este cometido desde el hito fundacional, que generan las organizaciones de primer orden en esta parte del mundo, que son las provincias, para poder reconocerse en un encuadre de nación, cuya jerarquía mayor debe descansar en sus cimientos, de otra manera la democracia perdurará en el tiempo, pero como una difusa expresión de deseo, y una suerte de paradigma travestido; por ello es necesario ese sinceramiento en aras de una solides inquebrantable, cumpliendo una de las premisas de Hipólito Yrigoyen, y reconociendo de plano. (Semana Profesional)
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