La televisión nos agobia, nos pega, se mete en casa y nos acompaña en todo momento.
Las noticias pasan en un suspiro y dejan de ser importantes cuando los medios dejan de darle espacio.
Más allá de la información que circula libremente por los medios, existe un mensaje que esta latente y es tan fuerte como imagen misma. Es aquello que no se dice, se actúa, se deja ver, se insinúa pero no se menciona.
Antes se decía “subliminal” pero hoy la tecnología no permite semejante termino, porque lo subliminal dejó de serlo y pasó a ser “duro y directo” “sin vueltas”. Ya no respeta horarios, público, sector.
Cuando era niño, un señor me contó que la Coca Cola enviaba imágenes subliminales por TV, y que de tanto verlas sin saber, bebíamos ese refresco convencidos pero en realidad el bombardeo de imágenes nos impulsaba a beber sin reparos.
Aquel hombre decía que en la secuencia de imágenes, en el barrido de la pantalla, una mano negra o “mágica” colocaba una placa de Coca Cola que duraba una fracción de segundo y que el ojo no lo percibía, pero el inconciente si. Y allí quedaba grabado en nuestro virgen inconciente una placa del refresco que nos dirigía la vida y nos llevaba casi sin reflejos a comprar una botella de la refrescante bebida y beber tan rica, tan espumante tan fresca. Nos ayudaba a ser felices, como en la publicidad con gente joven, exitosa, bella en un mundo al que se llegaba bebiendo Coca Cola. Fantástico.
La publicidad persuade a comprar y genera hábitos en la sociedad. Ofrece la alternativa de compra y …como esta en la tele, o en la revista de mayor tirada y en el cotidiano de la gente, sirve, es bueno, es conveniente, es pura calidad y nos soluciona la vida. Nos transforma en seres bellos, de cuerpos esculpidos, rubios de ojos celestes; “casi Ángeles”.
Pero además, el formato de la publicidad llega a otros ámbitos de la TV, y esa mágica formula exitosa se traslado a las tiras que a diario se emiten por los canales de aire y llegan a las casas sin filtro, “Duro y Directo”.
Cambiaron los estero tipos. Hoy una familia cuyos padres están “Casados y con hijos” se sientan a la mesa en compañía de Francella, Peña y demás comediantes. Excelentes actores ellos, que encarnan una familia bien argentina: Los Argento.
Cada personaje de esta singular familia, tiene una relación agresiva con el otro. Ella “Moni” es un “escracho”, un “espantapájaros” un “nido de caranchos”. Él “Pepe” Argento, “un inútil”, “inservible” un hombre golpeado por la avaricia y la desidia generada por él mismo y el papel que desarrolla Peña. Los hijos: dos modelos de idiotas. El muchacho un inútil, vago que no estudia, no trabaja y recibe el aplauso de sus padres cuando intenta levantarse a su vecina. La chica, una prostituta que usa sus dotes de jovencita adolescentes para ganar espacio y es burla, tanto de su hermano como de su familia toda quienes en más de una oportunidad usaron y abusaron de su condición de adolescente para obtener algún resultado a favor pero siempre, las cosas le salen mal.
Pepe Argento, hasta intento estafar a un banco con papeleria falsa, valiendose de mentiras para obtener un crédito y así una serie de situaciones poco felices acompañan a la familia argentina a la hora del almuerzo.
Poco feliz, quizás mi pensamiento es retrogrado, no esta sintonizado con el tiempo en el que estamos viviendo, pero esos valores, como en la publicidad, también llegan a la mesa. Y nos reímos todos, festejamos las torpezas en las que incurren los personajes de la tira, aplaudimos la viveza criolla y cada uno ve, como en cierto modo, situaciones que se asemejan a la propia familia.
¿Estará bien que se parezca?, ¿Está bien que se difundan esos valores y ese mensaje a la golpeada familia argentina?.
En fin, cosas que pienso a veces cuando veo televisión que, por cierto, es mucho y todo el tiempo la tengo encendida.