A pesar de fumar casi veinte cigarrillos diarios y notar como mi ecnomía se quema con cada pucho, no me paro de sostenter que es malísimo. Te destruye la piel de la cara, te deja una olor terrible que se siente a una cuadra e invade los ambientes, no puedo dejar de hacerlo, es un vicio tal que llego al punto de pensar que "añgún día" le voy a iniciar una demanda a las tabacaleras para ganarle unos pesos y comprarme un pulmotor. Mientras eso no ocurra me gusta martillarme la cabeza con campañas anti tabaco que me parecen geniales como esta de Saatchi & Saatchi de Bucharest.
viernes, 29 de febrero de 2008
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